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A las seis de la mañana la ciudad está viva: los madrugadores eslovenos ya se han desayunado y recorren las calles a pie o en bicicletas, por lo que el viajero puede empezar su periplo por Ljubljana (capital de Eslovenia) a primera hora en la margen izquierda del río, partiendo desde el Castillo que domina con elegancia desde el punto más elevado de la ciudad. Es visita obligada, aunque quizás lleva encima demasiadas restauraciones. A pocos pasos se encuentra la Iglesia Franciscana, exponente de su tradición mayoritaria cristiano/ católica. Y no es la única: callejeando es fácil toparse con pequeñas iglesias medievales, que no distan de galerías de arte y edificios de influencia barroca. Y apuesta cautivadora es la Catedral de San Nicolás, de interior sereno, con alguna escultura ricamente labrada y exterior majestuoso y alguna que otra leyenda bajo sus muros, para seguir hasta el Ayuntamiento. En esa margen izquierda la vibrante actividad se centra también en sus numerosos puestos ambulantes que ofrecen de todo. Pero una recomendación que no debe esquivarse es el famoso mercado al aire libre, con centenares de puestos en los que las flores, muy amadas por los habitantes, se venden junto todo tipo de comida, ropa, juguetes, antigüedades, velas y motivos religiosos.

Visitar la bella capital de Eslovenia requiere de un viaje ciertamente organizado, ya que no es un destino explotado al máximo si hablamos de turismo. Para viajar hasta Ljubljana podemos buscar  billetes en la aerolínea Adria Airways, en la que podremos encontrar vuelos para este mismo mes de agosto por menos de 244 euros, partiendo desde Madrid.

Como siempre recomendamos visitar nuestro buscador de vuelos, en el que podremos encontrar más opciones de salida, fechas e incluso aeropuertos. Así, buscando hacer una escapada a Eslovenia hemos encontrado vuelos a Ljubljana desde Barcelona por 112 euros ida y vuelta, con salida el 27 de agosto y vuelta el 7 septiembre.

Una vez recorrida la ciudad, al caer la tarde llega el tiempo de la diversión, de las animadas charlas en las terrazas cercanas al río con las jarras de cerveza helada delante, o de los exquisitos vinos en sus múltiples variedades locales.